CHOQUE IDEOLÓGICO EN LA LUCHA CONTRA LA POBREZA

Un mecanismo de financiamiento innovador podría conciliar ambas corrientes

En un artículo pasado explicamos cómo las ONGs desprestigiadas por su poca eficacia encontraron en una técnica de estudio económico la salvación que les devolvería la legitimidad. Así, los ensayos de control aleatorio (“RCTs”) pasaron de ser una práctica coincidencial a ser el principal instrumento de los economistas del desarrollo. Los economistas pasaron de evaluar las particularidades de todos los días a crear su propio experimento sobre conejillos de India humanos, en su gran mayoría africanos que no están enterados de su participación.

Básicamente, los economistas siguieron el camino inverso a los biólogos. En un principio, estos últimos se dedicaban a estudiar los animales en jaulas, con el tiempo se dieron cuenta que el laboratorio no podía replicar a la naturaleza, por lo que había que observarlos en su hábitat entendiendo el idioma de estos, para así explicar cómo interactúan los genes y la naturaleza. Las ratas salvajes no solo se comportan diferente que las ratas de laboratorio, sino que también tienen el córtex cerebral más grande. Nace una nueva rama en esa ciencia: la etología.

La psicología también paso por un proceso similar cuando los “comportamentalistas” estadounidenses tomaron el mando de la disciplina de la mano de su capitán, el director BF Skinner. Esta corriente decía: dame un niño y lo haré arquitecto, jardinero, doctor o bombero. Desmeritaban el rol de los genes en las especies, seríamos hojas blancas creadas por nuestro ambiente. De ahí viene la teoría de los “refuerzos” positivos y negativos que pueden dar forma al comportamiento de cualquier ser vivo. Hoy se sabe que por más que los prepares al nacer, no todos pueden ser futbolistas.

Justamente, a pesar de que la corriente neoclásica del humano cómo ser racional y egoísta se siga enseñando en las universidades, es de conocimiento general que somos una especie imprevisible. Los ensayos aleatorios son el intento de incorporar la REACCIÓN de las poblaciones ante las políticas dentro del diseño de estas. Una gran idea en la teoría. El problema radica en que, al igual que una jaula es muy pequeña para entender el mundo de la rata, en nuestro mundo globalizado, unos pueblitos no captan la complejidad del objeto de estudio. De ahí, que la corriente de pensamiento más actual venga prestada de la física, y su teoría del caos: la “economía de la complejidad”.

Un gran critico de esta forma de investigar es Angus Deaton, no solo por las fallas teóricas que presenta la técnica en cuestión, ni por sus problemas éticos, sino porque está ampliamente demostrado que la ayuda de las ONG en el campo se transmite en inoperancia del gobierno y desinstitucionalidad.  Una de las principales razones es que el dinero adicional del que disponen los gobiernos se usa para reforzar su poder, lo cual debilita las fuerzas de transparencia y rendición de cuentas democráticas. Deaton demuestra este punto a lo largo del libro “El Gran Escape”. Los experimentos ya no son tan solo investigación académica inconsecuente con el mundo (“exógena al modelo”), se convierten en parte importante del ecosistema económico.

Esto es de extrema importancia, pues como verán, la organización social e institucional son el factor más importante en la determinación del futuro de un país (artículo), si la riqueza natural no asegura nada (y más bien todo lo contrario), la riqueza regalada tampoco. De hecho, hace 20 años la mitad de los pobres del mundo estaban en China, aun así, la cantidad más alta de ayuda que jamás recibió fue de 2,9 dólares por cada persona en situación de pobreza; nada comparado con países como Samoa, el cual en el 2010 recibía 802 dólares por cada uno de sus habitantes, incluyendo los que no son pobres. China redujo tanto la pobreza, que pasó el punto donde su crecimiento económico reduce la desigualdad mundial, Samoa sigue igual. Que la República centroafricana reciba año tras año ayuda internacional equivalente al triple de toda su producción y se quede pobre es un indicio claro de que ese dinero no está desarrollando el país, sino manteniéndolo pobre.

Este pasaje del “Manual del Dictador” lo ilustra: “Reflexionemos sobre cómo logró Robert Mugabe mantenerse como presidente de Zimbabwe. La economía se ha hundido por culpa de las horrendas políticas de Mugabe. El hambre está extendida y las epidemias de cólera barren el país con regularidad. Mugabe tiene «éxito» porque comprende que no importa lo que le suceda al pueblo siempre que se asegure de pagar al ejército. Y, a pesar de las habituales especulaciones de los medios de comunicación, hasta ahora ha conseguido siempre hacerlo así y conservar su cargo con ochenta y tantos años. Ha reducido una antaño próspera nación agrícola y exportadora a depender de la ayuda exterior. Mugabe es desde luego horrible por lo que ha hecho al pueblo al que gobierna, pero es un maestro en lo que atañe a las reglas por las que hay que regirse. En la cuestión que más importa en política, la de sobornar a los amiguetes, ha cumplido. Por esta razón no lo ha depuesto nadie”.

La corrupción no es tan solo un tema de dinero, sino de poder, el manual explica que los tiranos la permiten para tener una coalición fuerte y así mantener el poder. Al facilitar la corrupción, la ayuda internacional fertiliza la tierra para que el totalitarismo florezca.  Los países del norte te mandan ayuda que promocionan a los 4 vientos como filantropía de la más pura, con esa ayuda apoyan regímenes dictatoriales que los permiten ejercer el neocolonialismo corrompiendo a sus mandatarios y extrayendo sus recursos. Francia puso de presidente a Sassou Nguesso en el Congo hace 36 años, y lo sigue apoyando hasta hoy en día, a pesar de que, estando lleno de recursos naturales, sea el segundo país más pobre del mundo. Tal vez lo apoyen no a pesar, sino debido a eso.

Mas recientemente y más cerca nuestro, Gadenne[1] (2017) investiga los efectos de un programa de la banca de desarrollo de Brasil en el que se depositan fondos a las municipalidades para mejorar la recolección de impuestos. Encuentra una causalidad directa con una mejora substancial de la cantidad de escuelas, la calidad de estas, la salud municipal, y hasta en la educación del alcalde electo. En cambio, este nuevo aumento de ingreso gubernamental parece no tener ningún efecto en la corrupción.

La literatura indica que los ingresos que provengan de fuentes externas se convierten en corrupción. Gadenne demuestra que pasa esto hasta con los provenientes del gobierno central. En efecto, el 30% de los ingresos de las municipalidades viene del gobierno central a través del “Fundo de Participação dos Municipios”, este fondo no parece tener ningún efecto en el bienestar, y en cambio ser positivo para la corrupción. Un billete encontrado en la acera casi siempre será gastado en la joda. El dinero que no viene del trabajo rara vez sirve para desarrollar sino para despilfarrar. Todo el oro que robaron los españoles solo sirvió para que hoy sean de los países más corruptos de su continente.

Como es habitual la autora no dirige el estudio a brasileros sino a sus pares académicos del Norte, por lo que su recomendación para el desarrollo es que los programas de ayuda foránea deberían enfocarse en mejorar la recolección de impuestos. Recomendación que probablemente los neocolonialistas no quieran seguir pues como muestra Clemens[2] (2020), conforme los países tercermundistas alcanzan un mayor nivel de desarrollo, la emigración hacia países del norte económico en vez de disminuir, como esperaban, aumenta. Concluye, por tanto, que el promover el desarrollo a través de la ayuda internacional no es una buena estrategia para reducir la migración hacia los países centrales, por lo que esta debe ser usada para otros propósitos. Interprete usted.

En todo caso, si creyésemos en lo que dicen al mundo: que el objetivo del dinero de las ONGs y de los experimentos económicos es ayudar al desarrollo, se lo está haciendo muy mal. El principal error es que los países del centro económico se enfocan en buscar los problemas de los otros en vez de ver lo que está bajo sus narices: los obstáculos que ellos mismos ponen al desarrollo, siendo justamente estos experimentos uno de esos tantos obstáculos. Igual que en biología, las respuestas están fuera de la jaula. Los antropólogos explican que tendría que ver con la Cosmovisión ancestral de los pueblos, por su forma de ver el mundo y al humano, la cultura europea sería proclive a ver los problemas en los otros antes que en ellos mismos. Por tal razón, este artículo no debate la ética ni la eficacia individual de los experimentos, no se puede (¿ni se debe?) luchar contra cosmovisiones.

De hecho, a pesar de los problemas técnicos y las críticas que presentan, los ensayos aleatorios son una técnica que si puede ser de mucha ayuda para evaluar la política pública. Como dije, es una metodología válida a pesar de su reciente predominancia injustificada. Entonces, ¿cómo implementar políticas públicas respaldadas por evidencia sin afectar la institucionalidad de los países? La respuesta es incluir a los gobiernos dentro del diseño, la implementación y las consecuencias de esas políticas.

Existe un mecanismo financiero muy simple que cae como anillo al dedo a este esquema: los bonos de impacto social. Estos fueron inventados justamente para que inversionistas privados (en este caso las ONGs) pongan su capital a trabajar para la sociedad. Cómo verán, los problemas sociales tienen un costo alto para los gobiernos, si la población se intoxica con pescado se le crea un costo de salud y de impuestos que deja de percibir al gobierno, además del costo electoral.

¿Por qué un inversionista privado pondría su dinero a trabajar para la sociedad? Pues, porque un porcentaje de los ahorros del público debido a su intervención se le devuelve en forma de pago. Un economista diría que el retorno de la inversión es la internalización de una externalidad positiva. Todos ganan, el gobierno arregla un problema y ahorra dinero, el inversionista toma un riesgo y genera un retorno (es a lo que se dedican) y la sociedad encuentra solución a un problema. En el reino unido se usó este mecanismo para bajar la tasa de reincidencia de los presos de corto plazo a través de apoyo psicológico. Solo la burocracia de devolverlo a la cárcel costaba 33.000 libras esterlinas.

Existe un problema principal por el cual este mecanismo financiero todavía no se ha expandido en el mundo: se necesita una agencia independiente que mida el impacto de la intervención, pues es según el impacto social que se paga a los inversionistas. Nos encontramos no solo con los problemas de medición sino con el de encontrar una agencia que haga el trabajo de forma transparente frente a los diferentes intereses. La genialidad de esto es que los ensayos aleatorios son en su naturaleza justamente eso: medición de impacto de una intervención o “tratamiento”.

Por otro lado, los bonos de impacto social arreglan los problemas con los ensayos aleatorios y las ONGs. Actualmente, para los ensayos aleatorios existen algunos comités de ética pertenecientes a las mismas instituciones que los ejercen para aprobarlos. Es decir, todo esta externalizado al gobierno del país recipiente, y por ende también a su población. Para matar dos pájaros de un tiro, podría simplemente, en vez de actuar a través de comités de ética, actuar por pedido de o convenciendo a los gobiernos. Cada gobierno se hace cargo del costo del “tratamiento”, es decir de la política pública, solo si esta funciona, no habría problemas institucionales y las arcas del estado no correrían riesgo. Del otro lado, los centros internacionales de desarrollo siguen aportando con los investigadores y sus gastos.

De esta forma se resuelven varios problemas; al ser un costo para el gobierno, los ensayos aleatorios perderían el costo institucional que tiene el dinero exterior. Ya no serán una fuente de dinero para los gobiernos corruptos y autoritarios (cuyas poblaciones son justamente las más pobres, necesitadas de política pública). En vez de contribuir a empeorar los gobiernos, contribuiría a mejorarlos, pues permitiría que estos actúen con base en evidencia, la cual además sería hecha en su propio suelo, las políticas públicas serían probadas en casa, ya desterrando el problema de no poder extrapolar resultados.

Luego, el poder de decisión sobre el futuro ya no sería de los donadores sino de los votantes, convirtiéndolo en un instrumento que no afecte la soberanía de los pueblos. Pues, ¿quién debe decidir lo que es ético? ¿Quién debe escoger las políticas de su conveniencia y los problemas prioritarios? Un gobierno que no va a sufrir ningún costo del experimento, aunque este sea exitoso, va a aceptar cualquier experimento, como sucedió con los cortes de agua en Sudáfrica[3].

Los ensayos aleatorios y los bonos de impacto social por separado son detrimentales o problemáticos, juntos se complementarían para crear un instrumento para reducir la pobreza mundial. Se puede remplazar a todos los comités de ética simplemente con la obligatoriedad de financiar los ensayos con bonos de impacto. Puede seguir siendo el mismo dinero de las ONGs solo que este generaría un retorno, permitiendo multiplicar las intervenciones y crear un sistema autosustentable, por otro lado, si la intervención falla y la ONG no percibe retorno, simplemente tendrían que costear sus gastos, como lo hacen actualmente. Se podrían recrear los experimentos en diferentes países por un costo menor y una eficacia mayor, y además sin afectar las barreras estructurales ya existentes. Si es posible conciliar la visión estructural y la aplicación experimental del desarrollo.

[1] Gadenne, L (2017), ‘Tax me but spend wisely? Sources of public finance and government accountability’, American Economic Journal: Applied Economics

[2] Clemens, M A (2020), “The Emigration Life Cycle: How Development Shapes Emigration from Poor Countries”, IZA Discussion Paper No. 13614

[3] Aidan Coville, Sebastian Galiani, Paul Gertler, and Susumu Yoshida, 2020, “Pipe dreams: Enforcing payment for water and sanitation services in Nairobi’s slums”

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Economista especializado en regulación de la competencia, con conocimientos variados en las diferentes temáticas de la disciplina: economía política, desarrollo, medioambiente, fiscal. Trabajé durante un año en una consultora financiera en Brasil (Fusiones y adquisiciones) y 4 años haciendo consultorías para CEPAL, además de una consultoría sobre salud mental y ambiente laboral en Chile, y otra de 6 meses sobre la historia del desplazamiento forzado en Mozambique para la London Bussiness school.

No solo entiendo los temas en los que me especializo, sino que trazo las diferentes relaciones entre ellos para tener una visión completa del panorama. Junto a eso, manejo bases de datos y softwares como Stata, asegurándome así que la narrativa y la estadística vayan de la mano. Hablo español, inglés, francés y portugués. Soy sociable, persistente, curioso, organizado, trabajo bien en equipo y bajo presión. Usted entrégueme un trabajo y yo seré especialista en el tema, pues siempre estoy dispuesto a aprender y me adapto a cualquier circunstancia, un día me encuentra haciendo presentaciones a altos funcionarios, al siguiente jugando fútbol en la favela.