CHILE CONFIRMA SU CAMBIO RUMBO

Con el presidente más joven de su historia

Confirmando los pronósticos políticos, y alejando a los analistas de resultados inexplicables, Gabriel Boric, un joven líder estudiantil, es el nuevo mandatario de Chile. Al aceptar rápidamente la victoria de su contrincante, Jose Antonio Kast, se posiciona como demócrata en vista de las próximas elecciones lo cual fue en realidad su objetivo. En efecto, tras al estallido social de 2019, y las elecciones recientes para la nueva constituyente, hubiese sido más que sorprendente la continuidad de la derecha.

Desde 2006 Piñera y Bachelet se turnaban los mandatos presidenciales, demostrando que Chile tampoco esta libre del conocido ciclo político Latinoamericano, aún con un banco central independiente que, si bien no permite políticas monetarias contra la desigualdad, tampoco permite la impresión irresponsable. Como saben, en nuestro continente si uno patea demasiado para el mismo lado, corre el riesgo de quedarse ahí forzadamente.

A estos antecedentes se le agrega el rechazo de la población al multimillonario Piñera, con el reciente escandalo de los Pandora Papers, donde este regaló la soberanía minera del país y la salud de sus poblaciones por unos pesos. Por más que sean dos personas diferentes, a los candidatos se les achaca las memorias de su corriente política, y más si están frescas. Así, los negocios de Piñera también contribuyeron a afectar la imagen de Kast quién en primera vuelta ilusionó a sus simpatizantes con su primer lugar apoyado por el 13% de la población autorizada a votar. Su estrategia fue aprovechar el alza de la pobreza que naturalmente inflama los sentimientos anti migratorios.

Por todas estas razones, hasta las apuestas del mercado financiero, que generalmente prefiere a la derecha, daban casi por sentada la victoria de Boric la cual pagaba 1.3 veces lo apostado contra casi 6 veces la victoria de Kast. Si bien la pandemia tuvo efectos alarmantes en la salud mental, esta tendría que haber bipolarizado a media población para que el susodicho llegase a ser presidente.

No hubiese sido tan extraño, pues el camino neoliberal de Chile lo hace el país con más problemas de salud mental en el continente, siendo esta la principal razón para las licencias de trabajo. En 2017, un 16% de la población estaba bajo sospecha de depresión, o sea con síntomas de tristeza e incapacidad de disfrutar. Ese año aún no había encierros forzados, pero los chilenos ya habían sufrido 50 años de políticas neoliberales, las cuales permitieron florecer la cultura del consumismo para ser el mayor PIB de la región, a la vez que degradaban las condiciones laborales y por tanto mentales de sus habitantes.

Al crecimiento del PIB chileno se le agrega siempre los sobreprecios de salud y servicios básicos privatizados. Este indicador del hijo prodigo del neoliberalismo (ni tan liberal) observa el tamaño del pastel, pero no su reparto: los 12 billonarios chilenos (según Forbes, 2014) acaparan el 25% de su famoso producto interior bruto; Milanovic asegura que el 5% más pobre de Chile vive igual que el 5% más pobre de Mongolia, mientras el 2% más rico tiene los mismo ingresos que el 2% más adinerado de Alemania.

A todo esto, se le agrega la defensa policial de los intereses de las elites, fue una realidad durante la dictadura de Pinochet, y en 2019 se demostró que es una realidad ahora, donde cientos tuvieron que perder la vista para poder conseguir una nueva constitución apoyada por el 80%. Sin embargo, como los muestran estas elecciones, el proceso social fue todavía más largo, pues el nuevo presidente fue líder estudiantil en las protestas por educación gratuita y de calidad de 2011.

Chile confirmó que quiere un nuevo rumbo, con una constitución que incluya a sus pueblos y nacionalidades, con un sistema económico incluyente y con condiciones de trabajo que no terminen de machacar la mente de sus habitantes. Estas elecciones son determinantes del futuro del país, pues como lo muestra el experimento natural que explicamos en nuestro artículo sobre transiciones democráticas, es durante estos procesos que el gobierno de turno encuentra formas de anclar su poder en el largo plazo, o, elabora su “captura de la democracia”.

En ese sentido, es una ventaja para la elaboración de la constituyente tener una elite política que no pertenezca y que conflictué con la elite económica. La disputa por el poder podría convertirse en obligación de rendición de cuentas de ambos lados, favoreciendo la creación de una constitución que proteja al pueblo de prácticas económicas y políticas que actúen en su detrimento.

Por otro lado, siempre existe el peligro de que los conflictos entre elite económica y elite política rápidamente se conviertan en amistades. Para respetar la voluntad de los chilenos se necesitará de lucha incesante y de transparencia, pues, no es raro en nuestro continente que quién prometió un cambio rápidamente se convierta en parte del problema.

Ante esto, la juventud del nuevo mandatario es una ventaja pues la investigación política muestra que el envejecer suele venir acompañado de un mayor apoyo al status-quo. El panorama de Chile promete un futuro esperanzador, sin embargo, en toda democracia, es una población activa lo que permitirá que esas esperanzas se plasmen en la realidad. La política comienza en las comunidades.

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Economista especializado en regulación de la competencia, con conocimientos variados en las diferentes temáticas de la disciplina: economía política, desarrollo, medioambiente, fiscal. Trabajé durante un año en una consultora financiera en Brasil (Fusiones y adquisiciones) y 4 años haciendo consultorías para CEPAL, además de una consultoría sobre salud mental y ambiente laboral en Chile, y otra de 6 meses sobre la historia del desplazamiento forzado en Mozambique para la London Bussiness school.

No solo entiendo los temas en los que me especializo, sino que trazo las diferentes relaciones entre ellos para tener una visión completa del panorama. Junto a eso, manejo bases de datos y softwares como Stata, asegurándome así que la narrativa y la estadística vayan de la mano. Hablo español, inglés, francés y portugués. Soy sociable, persistente, curioso, organizado, trabajo bien en equipo y bajo presión. Usted entrégueme un trabajo y yo seré especialista en el tema, pues siempre estoy dispuesto a aprender y me adapto a cualquier circunstancia, un día me encuentra haciendo presentaciones a altos funcionarios, al siguiente jugando fútbol en la favela.