NUEVO RUMBO PARA CHILE

Sorpresivos resultados para la nueva constitución

Con los resultados de las elecciones de la Convención Constitucional de Chile, se abren interesantes escenarios sobre cuáles serán los debates que se darán en esta. En una edición anterior pudimos plantear preliminarmente algunos puntos relevantes que se discutirían en lo referente a lo económico. Ya habiendo pasado las elecciones y habiendo podido digerir y analizar los resultados, este artículo busca continuar con los temas económicos de la constitución y, a su vez, plantear ciertas oportunidades que se abren con los resultados del proceso constituyente.

La primera sorpresa de las elecciones de los días 15 y 16 de mayo es los resultados de las listas de independientes. Contrario a la mayoría de las predicciones que daban por sentado que las elecciones serían ganadas por los partidos políticos tradicionales que actualmente están representados en el congreso.

De cara a las elecciones de la Convención Constitucional, se creó una nueva modalidad de participación de independientes, permitiéndoles juntar firmas y formar listas entre grupos de estos, y, así, compitiendo en mayor igualdad de condiciones con las listas de partidos políticos en un sistema de elección proporcional (D’Hont en este caso). Entre las dos mayores listas de independientes a nivel nacional (La Lista del Pueblo e Independientes No Neutrales) sumaron cerca de 1.300.000 votos, equivalente a más de un 20% de los votos totales. Si bien ambas listas provienen de distintas formas de organización y construcción y representan distintas posiciones en el espectro político, ambas vienen del mundo del Apruebo y se organizaron desde los territorios para ofrecer una alternativa independiente a la ciudadanía.

A estas dos listas podemos sumarle otras candidaturas independientes que, con su gran diversidad, serán casi un tercio de la convención (48 escaños). Esta diversidad entre independientes, sumado a la organización que presentan algunos de ellos, ha sido motivo de confusión y asombro para todos quienes desestimaban su importancia. La sorpresa fue mayor al ver los perfiles de quienes finalmente integraron la convención. Había profesoras y profesores, abogadas y abogados, junto a profesionales y técnicos de diversas áreas. Personas que, además de su profesión u oficio, se caracterizan por su activismo en sus territorios, en movimientos sociales y ecológicos. Así, el desconocimiento de quiénes serían estas personas se va diluyendo junto a muchos prejuicios existentes difundidos en los medios.

Un segundo punto a analizar es la debacle electoral de la derecha. Antes de las elecciones se esperaba un resultado de cerca de un tercio de los votos para dichos partidos, quienes iban articulados en una sola lista, uniendo desde la centroderecha liberal hasta la extrema derecha conservadora. Esta estrategia, que permitía concentrar los votos, auguraba resultados auspiciosos. Pero vino el derrumbe con resultados que ni los escenarios más pesimistas hubieran imaginado. Mientras la derecha aspiraba a conseguir al menos 52 escaños (el tercio requerido para vetar artículos), la ciudadanía decidió alejarse de sus postulados y recibieron menos de un 20% de los votos, lo que se tradujo en un 23% de los escaños, ¡un número que no alcanza ni siquiera para hacer reclamaciones a la Corte Suprema sobre las diferencias que pueda haber en la Convención!

Un tercer punto son los también pésimos resultados de los partidos tradicionales, pues no solo la derecha vio su poder caer. Dentro de la centroizquierda, partidos de larga tradición y arraigo territorial vieron los resultados con gran preocupación. Por ejemplo, la Democracia Cristiana, que actualmente tiene 17 escaños en la Cámara de Diputadas y Diputados, pasó a ganar solo dos escaños en la Convención (siendo uno de estos independiente) y el Partido por la Democracia pasó de ocho a tres. Al mismo tiempo, partidos de izquierda con menor tradición y surgidos en la última década lograron mejorar sus resultados con respecto a las últimas elecciones. Caso aparte es el Partido Comunista, partido tradicional que solo obtuvo dos escaños menos que en las últimas elecciones parlamentarias.

A todo lo anterior hay que sumarle la inédita presencia de 17 representantes de los pueblos originarios. Estas 17 personas representarán a los pueblos Mapuche (7), Atacameño (1), Aimara (2), Quechua (1), Colla (1), Diaguita (1), Kawashkar (1), Yagan (1), Chango (1) y Rapa Nui (1). Estos pueblos que han sido históricamente dejados de lado tendrán por primera vez, en esta Convención, una representación más acorde con su relevancia. Así, las 17 personas electas incluyen, entre otros, cinco abogadas, tres educadoras, una doctora en literatura, un chef, un buzo, y una machi (autoridad religiosa, consejera y protectora del pueblo Mapuche). La deuda con el pueblo tribal afrodescendiente continuará ya que no fueron incluidos en los escaños reservados, a pesar de estar reconocidos constitucionalmente y que el proyecto originalmente los incluía.

Finalmente, y en uno de los aspectos más importantes de la Convención, está la paridad de género. Gracias a la formula de paridad diseñada para esta elección, serán 78 hombres y 77 mujeres quienes discutirán y escribirán la nueva constitución. Esta formula no solo generó paridad en el resultado, sino que también potenció candidaturas fuertes de mujeres, llevándose gran parte de la votación. A su vez, fueron electos ocho constituyentes que son parte de la comunidad LGBTIQ+, sin embargo, ninguna candidatura trans logró ganar un escaño a pesar de haber tenido resultados significativos y haber estado muy cerca de entrar a la Convención, quedando segundas o terceras en sus listas.

La Convención estará formada por una gran cantidad de abogadas y abogados, a quienes se sumarán profesores, ingenieros, científicos, periodistas, trabajadores sociales, psicólogos, médicos, mecánicos, pescadores, asistentes de párvulos, filósofos, economistas, personas sin estudios superiores, e ¡Incluso una ajedrecista! La diversidad de la Convención será el reflejo de la sociedad chilena en algún órgano colegiado electo, y será esta diversidad la que tendrá la importante tarea de escribir la nueva Constitución.

Con todo esto en mente, la Convención Constitucional abre grandes oportunidades para un nuevo pacto social, algunas de las cuales abordaremos a continuación.

Como mencioné al comienzo, en una edición anterior comentamos algunos debates económicos que se deberían dar en la Convención Constitucional, abarcando temas como la propiedad privada, la libertad de empresa, la autonomía del Banco Central, entre otros (como anécdota, el candidato que proponía el derecho al crecimiento económico si ganó un escaño). En esta ocasión, y ya con los resultados en mano, analizaremos ciertos puntos que pueden y deben ser abordados en una Constitución para los tiempos y desafíos que vienen.

Una primera oportunidad que abre esta nueva constitución tiene relación con la igualdad de género. Si bien la igualdad entre hombres y mujeres es mencionada en la constitución actual, la Convención tendrá la posibilidad de abordarla de una forma estructural y plantear ciertos puntos que puedan corregir algunos aspectos que limitan la consecución de dicha igualdad. Un importante ejemplo al respecto proviene de una demanda histórica de los movimientos feministas, y es el reconocimiento de las labores de cuidado y el trabajo doméstico no remunerado como actividades económicas y productivas. Actualmente, estas actividades están arbitrariamente fuera del cálculo del PIB y un estudio de ComunidadMujer[1] estimó que, en el 2015, el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado subsidiaba el desarrollo del país con aproximadamente 62 mil millones de dólares.

El reconocimiento explícito de los cuidados y los trabajos domésticos no remunerados abre grandes posibilidades para subsanar algunos problemas existentes en la sociedad. Por un lado, este reconocimiento permitiría incluir a estas personas (en su mayoría mujeres) a servicios de seguridad social (pensiones), proveer una renta básica, como también buscar reducir (y eliminar) sesgos de género y promover la corresponsabilidad parental. Junto a lo anterior, una transversalización de la perspectiva de género en la constitución en su conjunto podrá reducir las desigualdades en distintos aspectos de la vida, el acceso a derechos y las actividades económicas.

Otra oportunidad que se abre con la nueva constitución tiene relación con el medioambiente y la crisis climática. Las propuestas medioambientales incluyen el establecimiento de derechos de la Naturaleza y sus respectivos organismos encargados de defenderlos, como también el deber del estado en materia de protección, conservación y restauración de los distintos ecosistemas. A su vez, un punto que ha sido fuertemente visibilizado por las y los candidatos a la convención es el derecho humano al agua, habiendo una gran mayoría de constituyentes electos que buscarán incluirlo en la Constitución, priorizando el consumo humano y declarándolo como un bien nacional de uso público. Esto también incluirá la discusión sobre la gestión de aguas y su uso para otras actividades productivas (agricultura, ganadería, minería, industrias, etc).

La nueva constitución puede establecer lineamientos de cómo nos debemos relacionar con el medioambiente y cómo nuestro modelo de desarrollo debe ir en línea con esto. Así, las consideraciones ecológicas podrán permear la Constitución y guiar hacia un nuevo modelo de desarrollo que se mantenga dentro de los límites ecológicos, involucrando activamente a las comunidades en la gestión de los ecosistemas. Así, considerar aspectos como el derecho a vivir en un ambiente sano y ecológicamente equilibrado, la equidad intra e intergeneracional, la protección de la biodiversidad y la democracia ambiental jugando un rol fundamental por sobre la otros aspectos como la libertad de empresa y las implicancias que a esta caracterizan, abren la posibilidad de una Constitución ecológica.

Finalmente, una tercera gran oportunidad que se abre con la Convención es la inclusión de los pueblos originarios y sus distintas cosmovisiones. El reconocimiento constitucional a los pueblos originarios será un gran avance para garantizar sus derechos, pero también tendrá gran importancia para el desarrollo y convivencia de todo el país. Abre las puertas a los importantes saberes, costumbres y tradiciones de los pueblos originarios en temas como su relación con la naturaleza, formas de propiedad, vida en comunidad, entre muchos otros.

El establecimiento de un estado plurinacional se ve como uno de los mecanismos bajo el que podrá abordarse esta materia, garantizando autonomía política, cultural y económica a los pueblos originarios, junto a su inclusión en todos los espacios de representación. Con esto, podrán comenzar a sanarse algunas heridas históricas y comenzar a generar confianzas políticas y sociales entre los pueblos y naciones que habitan el país.

La Convención Constitucional, de la forma en que se ha elegido, será diversa y compleja. Las diferentes opiniones en todos los temas deberán confluir en acuerdos y buscar los dos tercios necesarios para cada artículo. La tarea será ardua, pero es esta diversidad y complejidad la que es esperanzadora de que las 155 personas electas harán una Constitución que refleje a todo el país y permita seguir construyendo a futuro una sociedad inclusiva y ecológica.

[1] ComunidadMujer. (2020). ¿Cuánto aportamos al PIB? Primer Estudio Nacional de Valoración Económica del Trabajo Doméstico y de Cuidado no Remunerado en Chile. Santiago, Chile. Desde http://www.comunidadmujer.cl/biblioteca-publicaciones/2020/03/cuanto-aportamos-al-pib-primer-estudio-nacional-de-valoracion-economica-del-trabajo-domestico-y-de-cuidado-no-remunerado-en-chile/

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