EL NOBEL DE ECONOMÍA SE AJUSTA A LAS CIRCUNSTANCIAS

Un clásico que demuestra teorías heterodoxas y dos econometristas

El nobel que según dicen no es premio ha sido entregado. Como el año pasado, lo dividieron entre 3 economistas, con la diferencia que le dieron la mitad a uno, David Card, y el resto a otros dos, Joshua Angrist y Guido Imbens. Muchas veces el premio nobel se ha mostrado más político que científico, tan solo en 2019 se lo dieron a los economistas de las ONGs (artículo), o peor, en 1976, al economista de las dictaduras, Milton Friedman. Resumamos entonces los principales hallazgos de estos investigadores galardonados por la aristocracia académica.

David Card

David Card recibió su mención de honor por “sus contribuciones empíricas a la economía del empleo”, en efecto el hombre tiene un currículo de 14 páginas enumerando libros, capítulos e investigaciones científicas que abordan el funcionamiento del mercado del trabajo. Al referirse a contribuciones empíricas, los del nobel se refieren a los “experimentos naturales” realizados por Card (recolecta datos, pero no crea las condiciones del experimento, contrariamente los ganadores de 2019).

Sus investigaciones se enfocan en Estados Unidos. Analiza el mercado del empleo desde varios puntos de vista: raza, etnicidad, segregación, inmigración, salarios, aptitudes, tecnología, desempleo, oferta de trabajo, seguro de salud, salario mínimo, programas de bienestar, entrenamiento, sindicatos o negociaciones colectivas y; educación.

Su carta de presentación que defiende a capa y espada es justamente un experimento natural que formalizó en el año 1992. En abril de 1990, el gobierno de Estados Unidos aumenta el salario mínimo federal. A su vez, cada estado tiene su propio mínimo, el cual si ya estaba por encima de ese queda igual, y si no tiene que igualar el nuevo salario impuesto por el gobierno central. Por tanto, se llega a una situación donde tienes un grupo de control (los estados donde el salario no cambió) y uno de “tratamiento”, los estados donde aumentó. Card y su compadre Krueger muestran que, contrariamente a la teoría simple de oferta y demanda, esta política aumentó el salario de los adolescentes (en Estado Unidos los adolescentes suelen ser meseros) sin afectar su nivel de empleo, ni su tasa de escolarización.

En 1993, Card responde a un artículo de Neumark y Wascher que ni siquiera lo cita pero que encuentra un resultado contrario al suyo. Su crítica es que sus contrincantes excluyen cualquier adolescente que este trabajando de su variable de escolarización, con la cual explican la oferta de trabajo, piensan “si van a la escuela no trabajan”. Contrariamente a eso, en 1990 el 65% de los adolescentes gringos que trabajaban, también iban a la escuela. Un pequeño error técnico que los hace parecer novatos pues su regresión seria así: tasa de empleo = 1 – tasa de empleo. Un japones diría que quisieron medir el Ying a través del Yang, olvidándose que los dos son uno solo. Yo diría que predijeron el agua del rio excluyendo al manantial. Card se da el trabajo de analizar los estados individualmente para probar su punto.

Poco después llega su artículo más aclamado en el que repite un experimento similar tras un aumento del salario mínimo en el sector de la comida rápida, en Nueva Jersey, mientras en su vecino Pensilvania quedaron iguales. Nuevamente, no se encuentra ningún efecto en el empleo. Nuevamente hubo polémica con los mismos actores, nuevamente salieron a refutarlos usando los mismos datos de quienes los refutaron. La polémica es el día a día del economista; los ñoños tienen su propio ring.

Card no se cansaría de usar estas mismas bases de datos también para mostrar como el aumento del salario mínimo repercutió en los más pobres y redujo la dispersión (desigualdad) en los salarios no solo de la población, sino dentro de las familias. También, usaría la reacción de una filtración de documentos confidenciales para analizar la reacción del mercado, y por tanto la modificación (modesta según él) de la riqueza de los accionistas frente a cambios en el salario mínimo.

Es un premio nobel de gran interés hoy en día que justamente hay letreros escritos “contratamos” en todas las esquinas de Estados Unidos. Se presume que la población no quiere trabajar debido a los beneficios por el coronavirus. Por otro lado, las empresas no suben el salario sin que se les obligue pues no tienen presión de la competencia para hacerlo (los restaurantes tienen todos horarios limitados y muchos atienden solo al carro). Al contrario, prefieren bajar la calidad del servicio y competir por los pocos que aceptan el salario actual; encima, el que sube se arriesga a ser el que quiebre cuando toda su competencia le lleve ventaja por no poder bajarlos nuevamente tras la retirada de los beneficios. En ese contexto, un aumento del salario mínimo tendría un efecto de coordinación sobre el sector privado: ayudaría a las empresas a no perder en esa competencia, pues no tendría que participar de ella.

Es un premio nobel hecho a la medida para Estados Unidos: para un economista que se enfoca en ese país, y con la peculiar situación en la que se encuentran, el aumento del salario mínimo podría aumentar el empleo. El nuevo gobierno ve la oportunidad de impulsar el trabajo sin perder la popularidad de las medidas de auxilio al corona, y reduciéndolas paulatinamente a nivel que el salario sube, pues actualmente el salario de un trabajador común no supera el monto del bono que reciben 31 millones de habitantes.

Este premio hace rabiar a los economistas heterodoxos y post-keynesianos para quienes Card descubrió el agua tibia; Robinson y Kaldor habrían presentado esas ideas décadas antes que el hombre hoy festejado. Garegnani dijo alguna vez: “los salarios rígidos no son la causa, sino la consecuencia del desempleo.”

Para acabar con un dato de color, vale recalcar que los economistas no se interesan únicamente por cosas de su campo, pues otra de sus investigaciones famosas tiene que ver con la violencia familiar debido a: “afectaciones emocionales inesperadas” o más claramente “perdió mi equipo”. Básicamente, muestra que cuando las apuestas del equipo local de fútbol americano están a favor por más de 4 puntos y este pierde, aumenta la violencia familiar contra esposa o novia en un 10%. Cuando la perdida era esperada, no afecta la violencia.

Angrist e Imbens

Angrist se interesa en economía de la educación, inmigración e instituciones, Imbens por su lado disfruta de la economía política, la economía de las organizaciones y hasta propone un método para organizar mundialmente las donaciones de hígado de forma a maximizar la compatiblidad y la eficiencia. Lo que esto dos economistas tienen en común es su interés por la econometría, siendo que su mención en el nobel es por su trabajo conjunto que desemboco en una “contribución metodológica al análisis de relaciones causales”. No dijeron nada, pues a esto se dedican todos los economestristas.

La economía es un arte consecuencialista, las cosas no pasan porque si, los populistas ascienden porque se dieron las condiciones y la riqueza de un clima tropical desemboca en pobreza de las poblaciones latinoamericanas. Puede profundizar estos temas en nuestras series “Manifiesto populista” y “Pilares del Subdesarrollo”. La econometría es entonces la base matemática de ese consecuencialismo. Básicamente, hay una variable llamada “dependiente”, puede ser el precio del petróleo, y un set de variables “explicativas”, por ejemplo, el humor de la familia real de arabia saudita. Una la variable dependiente se ve determinada por la suma de los coeficientes (la importancia relativa) de las variables explicativas.

Se recolectan datos de diversas fuentes (¿Que tan feliz amaneció el jeque?) y luego se hace una “regresión”. Lo que hace la regresión más básica es minimizar la distancia de cada dato con el promedio para calcular la influencia de ese dato en la variable dependiente. Parece aburrido a primera vista, pero no lo crea, si bien es la materia de las peores notas, tiene los mejores memes.

El tema en el cual se enfocan nuestro dos galardonados es las “Variables instrumentales”, lo cual es un verdadero arte. (Pilas que ahora se pone interesante.) La regresión más simple y precisa de la econometría solo puede ser hecha bajo algunas condiciones, entre ellas, no se puede tener causalidad invertida. Eso quiere decir que la variable dependiente no debe determinar a la explicativa. ¿El jeque está feliz porque subió el petróleo, o subió el petróleo porque el jeque está feliz? ¿Hay guerras civiles porque no hay riqueza o no hay riqueza porque hay guerras civiles?

Las dos con seguridad, ahora si queremos de todas formas saber que tanto influye la riqueza en la guerra civil ¿cómo hacemos? Resulta ser que lo que importa no es el nivel del número sino su variación. Para arreglar este problema hay que remplazar a la variable problemática (el PIB) con una que la cause pero que no tenga relación con la otra (la guerra civil). La nueva variable es “la variable instrumental”. En Africa, la lluvia es causante directo de la riqueza pues es un continente dependiente de la agricultura, la lluvia no influye en la guerra civil. Se hace una regresión en dos pasos, primero se estima el PIB según la caída de agua, y luego se usan las estimaciones del PIB en la ecuación de guerras civiles, pues esa estimación nueva no tiene relación alguna con las guerras civiles, cosa que el verdadero PIB si tiene.

La econometría es para los creativos. Cómo se imaginarán, existen miles de problemas y modificaciones que se deben hacer en la ecuación según el tipo de datos y de regresión. Nuestros dos economistas galardonados se especializaron y se dedicaron a escribir juntos sobre este tipo de regresiones en dos etapas y en variables instrumentales. Como dato curioso he de contar que estos también tuvieron su discusión polémica con un autor cuyo invento fue suficientemente importante como para llevar su nombre “la corrección de Heckman”. Me disculparán que no vaya más lejos, pero explicarles su trabajo más precisamente podría requerir unas semanitas de clase (para mí, claro).

Finalmente, el morbo me obliga a preguntar ¿Sera que un premio nobel zanja las polémicas de estos economistas? ¿O inflama las ganas de sus contrincantes de ir a buscar el suyo? Ya paso que los enemigos jurados del premio 2014, lo reciban en 2019 por la tesis contraria, no vaya a ser que en unos años los vientos corran, y con eso las “verdades” científicas.

Biografía

Los artículos usados para este artículo se encuentran en estos sitios:

https://davidcard.berkeley.edu/papers/reanal-ff-nj.pdf

https://davidcard.berkeley.edu/papers/wmin%20wage%20effects.pdf

https://www.nber.org/system/files/working_papers/w4058/w4058.pdf

https://davidcard.berkeley.edu/papers/njmin-aer.pdf

https://uh.edu/~adkugler/Neumark%26Wascher.pdf

https://davidcard.berkeley.edu/papers/minwage%20fam.pdf

https://davidcard.berkeley.edu/papers/card-dahl-family-violence.pdf

https://www.npr.org/2020/07/27/895674685/-600-a-week-poverty-remedy-or-job-slayer

https://www.pnas.org/content/118/36/e2106652118

http://web.mit.edu/14.773/www/conflict_15apr03.pdf

https://www.forbes.com/sites/tomspiggle/2021/07/08/what-does-a-worker-want-what-the-labor-shortage-really-tells-us/?sh=4734124539d8

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Economista especializado en regulación de la competencia, con conocimientos variados en las diferentes temáticas de la disciplina: economía política, desarrollo, medioambiente, fiscal. Trabajé durante un año en una consultora financiera en Brasil (Fusiones y adquisiciones) y 4 años haciendo consultorías para CEPAL, además de una consultoría sobre salud mental y ambiente laboral en Chile, y otra de 6 meses sobre la historia del desplazamiento forzado en Mozambique para la London Bussiness school.

No solo entiendo los temas en los que me especializo, sino que trazo las diferentes relaciones entre ellos para tener una visión completa del panorama. Junto a eso, manejo bases de datos y softwares como Stata, asegurándome así que la narrativa y la estadística vayan de la mano. Hablo español, inglés, francés y portugués. Soy sociable, persistente, curioso, organizado, trabajo bien en equipo y bajo presión. Usted entrégueme un trabajo y yo seré especialista en el tema, pues siempre estoy dispuesto a aprender y me adapto a cualquier circunstancia, un día me encuentra haciendo presentaciones a altos funcionarios, al siguiente jugando fútbol en la favela.